miro tu espalda
magullada por el deseo
las manchas de tu piel
el aroma helénico de tus cabellos
me miro ahora tendida
sobre la palidez de tus ojos
recién
mi tacto comprende
que tú amaneces en mí
y yo en tu sombra
azalea
no me muestres los pétalos
me basta oler tu aroma
gardenia
la llovizna ya no nutre mi angustia
apareciste infiel en el puerto
las gaviotas rodeaban ya
las líneas de tus senos
el génesis de tu encanto
en tu ausencia jazmín
el amarillo intenso
ya no daña la arena
jazmín
tu cuerpo arde danza arde canta
dejándose llevar por la ilusión del vino
por el amor profano de la mariposas
que esparcen tu polen
en el interior del bosque
tu cuerpo ebrio
ríe danza ríe canta
apenas pálida eternidad
amapola
dejaré mi cuerpo
como una señal
bajo el agua
para que tu rostro
asome
húmedo y bello
en la penumbra
narciso
he querido celebrar
tu desnudez
rodeada de caracoles
y gemidos derramándose
sobre tus sépalos
pero nuevamente
mi corazón
ácido resquebrajado
reposa en el mar
como un animal de aguas sucias
buganvilla
me obsequiaste una nuez dorada
con perlas dentro
semidiosa y orgiástica
preferí la cáscara
entonces
quedaron sólo cuervos rosas
otras flores
y tu aroma se abrió
agonizante ostra
en un desierto
margarita
mis pies son bocetos
de azules y caminos
que guardan tu desnudez
como el mayor secreto
zigenas y sílfides
susurran bellas en mi alcoba
castas
acaso amantes invisibles
y yo repleta de deseo
pero opaca
lleno mis bolsillos de piedras
y me sumerjo en el lago
anagallis
(Del poemario "Blumen")
©Patricia Colchado
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